Como ocurrió casi en cada mes de este 2020 pandémico, los tucumanos y las tucumanas otra vez atraviesan días sin colectivos. El conflicto es el mismo: trabajadores que reclaman salarios adeudados, y empresarios que denuncian subsidios nacionales insuficientes y demorados para un sector en crisis. Lo que debería ser una excepción se tornó en un problema tan habitual para el medio millón de usuarios, que en las redes sociales se ironizó incluso con que estas huelgas ya son casi una costumbre.

El titular de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), César González, se disculpó por las complicaciones del paro. Expuso a su vez que agosto están llegando a su fin, y que a los choferes les adeudan el pago de julio y parte del medio aguinaldo. Como hasta anoche no hubo novedades, hoy tampoco habrá servicio.


Factores de riesgo

La falta de ómnibus empujó ayer a miles de tucumanos a buscar otros medios de movilidad. Desde temprano, autos particulares con cuatro o cinco personas a bordo se embotellaron en las calles del centro capitalino. Otros, coordinaron para ir en taxi al trabajo y amortiguar el golpe en el bolsillo. No es lo mismo pagar, por ejemplo, $ 39 un boleto de Lomas de Tafí al centro, que unos $ 400 en un auto alquilado. Nada de lo mencionado difiere de lo que se vio en paro anteriores, con sensible salvedad: en Tucumán ya hay la circulación viral comunitaria de coronavirus.

Entonces, ¿cuán riesgoso es compartir el vehículo con compañeros o vecinos para poder llegar al trabajo? El secretario Ejecutivo del Sistema Provincial de Salud (Siprosa), Luis Medina Ruiz, fue muy explícito con LA GACETA: “habiendo circulación comunitaria, siempre es un riesgo cuando se comparten espacios cerrados con una distancia menor a dos metros, sobre todo si no se tiene el barbijo bien colocado. Quizá puede disminuir el riesgo si van con las ventanillas abiertas o con el barbijo bien puesto, pero no lo anula”.

A la hora de comprar el peligro que puede significar compartir un auto o en viajar en transporte público, el médico dijo que trasladarse en ómnibus podría suponer una exposición menor si es que se cumplen con los protocolos: todos sentados, con mascarillas, con distancia y con un coche higienizado. “Si comparten un auto personas que diferentes hogares y no usan barbijo, el riesgo se multiplica. Sobre todo si son más de tres personas (las que viajan) y van con las ventanillas cerradas. Si alguien es positivo, seguramente contagia”, explicó.

Medina Ruiz recordó que en todo el mundo se recomienda la bicicleta para movilizarse. “Es el medio más recomendado, porque además es saludable y no contamina. Creo que vamos para ahí”, mencionó. A su vez, solicitó a quienes opten por este vehículo no descuidar la seguridad vial: usar casco, respetar los semáforos y circular por la derecha.


En taxi, hasta tres

El subsecretario de la Gobernación, Pedro Sandilli, y el subsecretario de Tránsito municipal, Enrique Romero, remarcaron que en los taxis nadie debe subir adelante para no estar en contacto estrecho con el chofer. A su vez, indicaron que los autos deben tener una barrera divisoria plástica con el asiento trasero, donde pueden ir hasta tres personas. En ese sentido, el funcionario provincial exhortó: “que no se junten personas que no viven en un mismo hogar o que no comparten un ámbito laboral. Sabemos que con el paro de transporte se complica, pero apelamos a la conciencia”.

La presidenta de la Cámara de Comercio de Tucumán, Gabriela Coronel, dijo que lamentablemente ya están habituados a los paros que casi no hay ausentismo. “Es tan normal que los trabajadores ya tienen alternativas”, dijo. Aseguró también que los empleados se van volcando cada vez más a las bicicletas, pero que a muchos los frena el temor. Al respecto, consideró necesario generar sendas exclusivas para estos rodados. “Si lo hicieran, muchos vendrían al trabajo en bici”, aventuró.

Coronel explicó que hasta tanto se levante el paro, desde la Cámara gestionarán con los transportes escolares para trasladar de la casa al centro a unos 80 o 100 empleados con todos los cuidados sanitarios. Sobre la medida de fuerza, dijo: “se volvió tan habitual que no podemos conformarnos con lo habitual. Tenemos que buscar una manera para solucionarlo (al conflicto). Lo sufren los empleados y los empleadores. No aguantamos más trabajar de esta manera”.